Dicen que una Junta de chicas, pero ojo, ¡solo de chicas! esta colmado de locura y desenfreno" Y es que los hombres temen de estas reuniones sociales, pues para algunos es solo una especie de comentilleo, para otros locura intensiva en su más alto grado de expresión. Sea cual sea la definición, a los hombres no les conviene, puesto que les gusta tener el control de todo, se creen una especie de jueces ante nuestras acciones.
La mujeres, en ocasiones nos sentimos reprimidas por lo que la sociedad exige y no se trata de no "ser señoritas" lo cual es casi un lema que tenemos- más bien nuestro escudo de lucha ante los prejuicios que contra nosotros se imparten- sino disfrutar de la vida sin esas constantes cadenas que se nos interponen solo por ser mujeres.
Risas, risas y más risas, confesiones y tallas picaronas, son las constantes temáticas. Es aquí cuando se tocan esos recurrentes temas como la sexualidad, consejos de belleza (que nunca faltan), "comentar" sobre la chica que nos cae mal, y obviamente, hablar de quien nos sentimos atraídas.
Y es que sólo las amigas son capaces de comer junto a ti una casata de helado y ver películas románticas cuando saben que estás depresiva, acompañarte a trotar cuando piensas que ya sobrepasaste tu límite, de mirar feo a aquella persona que te hizo daño, y sobretodo son las únicas que hacen el ridículo junto a ti si es necesario.
Que recuerdos se vienen a mi mente, me atrevería a decir que los mejores hasta el momento. Como consejo, ríanse de la vida, y véanla como una película, está en sus manos escribir el desarrollo y desenlace de ésta. No hay duda que durante algunos capítulos las cosas se tornen difíciles, pero teniendo amigas junto a uno, quizá no se exterminará lo malo, pero si se hará más liviano el peso que podamos cargar.
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