Desperté esta mañana deseosa de escribir algo, pero de ¿qué? o ¿quién?, fue ahí cuando recordé un mítico personaje del sector donde vivo. Bajito, moreno, no es feo ni bonito, al parecer ese no es el problema. Lo realmente preocupante es que se jura "mino", camina por las calles con su bolso cruzado y pelo liso, creyendo que es un estilo de Brad Pitt, pero San Fernandino. Claramente después de un accidente, en realidad de unos cuantos accidentes.
Mujeriego, charlatán, mentiroso y chanta. Es de aquellos que parece persuadir con palabras lindas. Más bien comprar el amor de una mujer, con lindos obsequios, y aveces ni eso.
Lo insólito, es que nunca le faltan chicas con las cuales salir, y es que el no "pololea", si no qué "anda" no tan sólo con una a la vez, sino que ha llegado a tener hasta cuatro.
Me pregunto cómo? siquiera fuera simpático, pero tampoco. ¿Dónde está el encanto de este cotizado "macho"?
Es ahí cuando comienzo a cuestionarme la mentalidad de las mujeres, las que tanto nos quejamos de este tipo de hombres, y sin embargo caímos a sus pies, ante la primera muestra de aparante "cariño".
Recuerdo, cuando la casa de mi vecina, era una pasarela, una niña por día, guapas por lo demás, y es que este extraño ser mitológico, no es para nada de tonto. Hasta se daba el tiempo de ser exquisito con las bellas damas que lo cotizaban. Rubias, delgadas, bajas y esculturales, eran la tónica común de este personaje. Y sé que como él, hay muchos más.
Astuto, como ningún otro. Y es que así son este estilo de hombres. El problema está, en que como mujeres alimentamos el ego de estos personajes.
¡Créanme!, hay muchos chicos que valen realmente la pena, quizá, para las superficiales no son los adecuados, y prefieren quedarse con este extraño ser. En lo personal, prefiero un buen hombre, que uno charlatán.
Con esto, logro comprender en parte a los hombres, cuando dicen "las mujeres son complicadas" y tienen razón hasta cierta parte, porque criticamos a este estilo de hombres, pero sin embargo, cuando nos dicen palabras lindas y nos dan regalos bellos, no recordamos aquellos reproches dichos en algún momento dado.
Parece que, debemos poner más atención, y no solo fijarnos ¿si estamos enamoradas o no?, sino también poner énfasis en ¿cómo es realmente aquél ser de quien estamos enamoradas? he ahí el dilema. No tantas quejas señoritas, miren que a la hora de la verdad, eso pareciera quedar atrás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario